Aumento de las ventas como resultado de la inserción de los productos en un nuevo mercado demandante, lo cual trae aparejado un mayor volumen de colocación de producción y, consecuentemente, mayores ingresos.
Diversificación del riesgo, es decir que cuanto mayor sea la cantidad de mercados de destino, menor será el riesgo por una caída de ventas relacionada con factores exógenos a la empresa, reduciendo además su dependencia respecto de lo que pase en su mercado local.
Impulso de la profesionalización de la empresa. Debido a exigencias operativas y comerciales del importador, los exportadores realizan mejoras de productos y procesos que se traducen en un aumento en la competitividad.
Favorecimiento de la marca y la imagen de la empresa en el mercado local.
Otorgamiento de un mayor margen de certidumbre a la empresa debido a que implica cobrar en una moneda fuerte.
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