Ante la discusión reciente entre Argentina y Uruguay de cara
a una actualización del Mercosur respecto a flexibilizar o no, nos preguntamos
qué barreras son las que impiden la modernización del comercio en la región y
hacia fuera.
Recientemente, en una entrevista que Abreu, secretario de ALADI
brindó a mediados de Abril de este año, criticaba fuertemente al bloque latinoamericano.
Sostenía que “la ideología nos está matando”, que la agenda no se ha movido en
los últimos años para el Mercosur.
Por ello instó a trabajar en la modernización del Mercosur
porque de lo contrario “continuaríamos corriendo muy por detrás de otras
regiones o países”, indicando además que en ALADI están todos los instrumentos
que permitirían avanzar con agendas digitales.
El efecto Pentotal en el Mercosur
Según Abreu, lo que predomina en el comercio internacional
son las normas, las restricciones no arancelarias que cada país está definiendo
y están todas vinculadas con lo ambiental, lo digital, que serán el eje y
centro de toda actividad comercial y regulación en los próximos años. Y
mientras tanto, el Mercosur está dormido. Por eso plantea una pregunta retórica,
quiénes son los principales socios de los países del Mercosur? Y como
denominador común hoy, es China.
La asimetría entre los pequeños países y las grandes
potencias o bloques no hace más que continuar acrecentando la brecha, y es
momento de que Latinoamérica se ajuste a las circunstancias.
Libre comercio de utilería
Abreu indica que Brasil y Argentina están en el peor momento
de su diálogo, y en forma algo poética plantea que es así “porque están
condenados a entenderse, están mirando sus propias elecciones. Cuando lo
electoral privilegia las decisiones, lo electoral condiciona el mediano plazo.”
Para avanzar en un proceso de integración moderna deberíamos
estar fijando reglas de juego que sean de 3 años. Economías proteccionistas y
discusiones políticas no servirían en este avance modernista. Continúa diciendo que "actualmente sólo el
10% del comercio es intra ALADI, por lo que hablar de integración económica en
tales condiciones sería hablar de una integración de utilería."
Las nuevas barreras
Los países hoy se protegen con normas sanitarias, ambientales,
digitales, esas son las barreras, no los aranceles. Y nada tienen que ver con
la forma de negociar, o políticas de apertura o proteccionismo. Lo que no se
puede decir es que una unión aduanera es tal cuando la intra comercialización
es del 10%.
Abreu continúa plantea “molestar con inteligencia técnica,
acá no se está matando la ideología. Porque el empleo y el trabajo no tienen
ideología, el comercio tampoco.”
¿Flexibilización o no?
El planteo que sugerimos surge en referencia a discusión vigente sobre la necesidad de habilitar a
los miembros del bloque del Mercosur a avanzar en acuerdos comerciales con países de otras
regiones. Lo mismo con el criticado AEC (Arancel Externo Común), cuyo nivel
actual es aproximadamente el doble del promedio de varios países en el mundo.
En la agenda próxima que reunirá en Junio de este año a los
integrantes del Mercosur, algunos proyectos debieran ser incluidos con la posibilidad
de convertirse en lo que algunos llaman una ruta “bioceánica“, o regenerar un
actualizado impulso a proyectos de cadenas de calor agregado regionales, u
otros planteos que habiliten su reinserción en un nuevo mundo que ya comenzó (incluyendo
el impacto del COVID).
En este nuevo mundo hay espacios de empresas globales que
están en vinculación continua, y con los que no solo se trata de “comerciar”,
sino qe hay que formar parte de los encadenamientos, basados en el
conocimiento, la información y la inversión. Es un mundo en el que el comercio
internacional de servicios supera al de bienes, y en el cual Argentina pierde
paulatinamente su participación mundial. Es que la internacionalidad económica avanza
y se adapta. Una de las manifestaciones de ello es que asistimos a lo que
algunos autores llaman la “cuarta globalización”. Que es la que corresponde a
la economía del conocimiento, no solo porque el conocimiento abstracto y como
insumo es relevante, sino porque aplicado a los productos es el diferencial
para el éxito.
En la última década, el mundo ha venido atravesando un
cambio tecnológico que afecta (antes del COVID-19 y probablemente más aun
después) la matriz del comercio internacional. El que responde a “Servicios”
gana terreno por varias vías, y la revolución tecnológica en curso
(globalización 4.0) explica en buena parte el fenómeno. Se actúa en una
economía global en la que la diferencia ya no la hacen máquinas, ni las plantas
de producción, ni siquiera el capital o el dinero; sino el saber aplicado.
Todo queda por verse, las expectativas están planteadas por
los líderes de los países y ALADI. Veremos si en la próxima reunión del Consejo
del Mercosur se podría informar sobre alguna intención de cambio que termine de
una vez por tadas con el letargo del bloque y se pruebe, determine un camino
más atractivo, ambicioso y auspicioso.
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